martes, 30 de junio de 2015

CIRUGÍA PREVENTIVA, Ida Vitale

CIRUGÍA PREVENTIVA

La más difícil cirugía preventiva:
no ignorar lo que cercano avanza
y amputarlo.


IDA VITALE, Cerca de cien. Antología poética, Visor, Madrid, 2015, p. 198.
&
Joseph Cornell

lunes, 29 de junio de 2015

[CAMINAR...], Chantal Maillard


Caminar aventando el miedo
sin apenas pasado entre las alas.

CHANTAL MAILLARD, La herida en la lengua, Tusquets, Barcelona, 2015, página 49.
&
Jóse Hernández

domingo, 28 de junio de 2015

[EL POETA VE...], Charles Simic

El poeta ve lo que el filósofo piensa.

CHARLES SIMIC, El monstruo ama su laberinto. Cuadernos, Vaso Roto, Madrid, 2015.
&
Peter Gric 

sábado, 27 de junio de 2015

SOBRE CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA, Juan Tallón

   ¿A quién no le golpea duramente García Márquez? A mí me noqueó con su texto más realista, Tal vez estaba desprevenido. Fue una tarde, en un sofá, en el pueblo, caído de bruces en el filo de la felicidad, con leve resaca. Crónica de una muerte  anunciada parecía —qué tontería voy a decir— esa clase de texto que lo tiene todo para defraudarte cuando lees el primer párrafo y se te revelan los misterios. Nada nuevo, cierto. En Romeo y Julieta, Shakespeare revela la trama en los primeros catorce versos del prólogo. Instan­tes después de que se abra el telón, la audiencia sabe que hay dos amantes destinados a enamorarse, que se matan, y después las dos familias no luchan más. Sin embargo, cada página del autor colom­biano, con sus suelos de arena movediza, te succiona más y más. Es la constatación más brutal de que la literatura, ante todo, es una cierta forma que das al mundo, un estilo de encarar su relato. Y luego su relato. Pronto descubres que te importa una higa saber que el narrador relatará el asesinato de Santiago Nasar el día que se preparaba para recibir al obispo, y que la noche anterior había participado en la fiesta de bodas de Ángela Vicario y Bayardo San Román. Te trae sin cuidado saber que en la noche de bodas el novio descubre que Ángela no es virgen y la devuelve a casa con sus pa­dres, y que allí se hallan sus hermanos, que exigen saber quién es el culpable de la deshonra, y ella responde: Santiago Nasar. Carece de relevancia tener noticias tempranas de que los hermanos preparan la venganza, cogen los cuchillos y salen en busca de Santiago para matarlo.
   «Lo que sucede —admitió en su día García Márquez— es que yo no quise que el lector empezara por el final para ver si se cometía el crimen o no, así que decidí ponerlo en la frase inicial del libro. De este modo la gente descansa de la intriga y puede dedicarse a leer con calma qué fue lo que pasó». Para ello, el autor combinó dos tipos de textos muy difíciles de combinar. Por un lado, el relato policial, que te exige esconder, y por otro el periodístico, que te demanda revelar. La dificultad es obvia, pero él consigue que el texto avance en el presente al mismo tiempo que retrocede veintisiete años atrás, al día de la matanza. García Márquez sostenía en 1981 que Crónica de una muerte anunciada era su mejor novela, «en el sentido de que es una novela en la que yo he logrado hacer exactamente lo que quería. Las novelas en el camino quieren escaparse a los escritores de las manos, los personajes toman vida propia y terminan por hacer lo que les da la gana. En ninguna había tenido yo un control absoluto como en esta. Probablemente por el tema y por la extensión. Es un tema muy riguroso, estructurado casi como una novela policiaca, y un libro muy corto. Yo creo que mi mejor novela anterior era El coronel no tiene quien le escriba, no Cien años de soledad, y esto lo he dicho muchas veces».
   La prosa efervescente avanza a veces hacia adelante, a veces hacia atrás, y te somete sucesivamente al vértigo, la violencia, la emoción, el amargor, la desolación. Hay frases que se te impregnan, igual que un olor, y ya toda la vida vas oliendo a ellas. A mí me pasa con las dos primeras y las dos últimas, «El día en que lo iban a ma­tar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo. Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones donde caía una llovizna tierna, y por un ins­tante fue feliz en el sueño, pero al despertar se sintió por completo salpicado por cagadas de pájaros». Estas cagadas son tremendas, sin­ceramente. Arrastras su efecto dramático durante párrafos enteros. No puedes olvidarlas. Ocurre lo mismo con las frases finales, que se te aparecen por las noches, cuando te levantas al baño. Así hasta que te ves obligado a releer la novela otra vez. «[Santiago] tropezó en el último escalón, pero se incorporó de inmediato. “Hasta tuvo el cuidado de sacudir con la mano la tierra que le quedó en las tri­pas”, me dijo mi tía Wene. Después entró en su casa por la puerta trasera, que estaba abierta desde las seis, y se derrumbó de bruces en la cocina». Esas arenas que se te quedan pegadas a las tripas, en realidad, se adhieren también a la ropa. No trates de sacudírtelas. Vano propósito. Estarán ahí siempre, como el olor de las cagadas de pájaro.
   La muerte de Santiago Nasar se plantea no como un crimen sino como un asunto de honor. Algo que está por encima de la vida y la muerte, como en las tragedias clásicas. Es en ese escenario donde cobra sentido —y se te pega a las tripas— el pretexto que esgrimen los hermanos Vicario ante el juez para exculparse de su responsabi­lidad en el crimen, pese a su participación. Su abogado había sus­tentado la tesis del homicidio en legítima defensa del honor, y los hermanos declararon en el juicio que lo hubieran vuelto a hacer mil veces por los mismos motivos. Después de acabar con la vida de Nasar, irrumpieron en la iglesia, y se confesaron al párroco. «Lo ma­tamos a conciencia —dijo Pedro Vicario—, pero somos inocentes». La muerte es aceptable, el deshonor, jamás. La muerte, de hecho, es inevitable, un presagio que se cumple, que nadie puede evitar. La fatalidad. «Nunca hubo una muerte tan anunciada», escribe el narrador. Todos los habitantes conocían las intenciones de los hermanos Vicario, pero nadie hace nada. Como si nada hubiese que hacer. Iba a ser un buen día cuando Santiago Nasar salió de casa, por la puerta que no era habitual que cruzase, y de pronto, por cierto concepto del determinismo, el caos se introdu­jo en el orden.

Crónica de una muerte anunciada
Gabriel García Márquez (1927-2014)
1ª edición: Oveja negra, 1981
Género: narrativa

JUAN TALLÓN, Libros peligrosos, Larousse, Barcelona, 2015, pp. 252-253.

viernes, 26 de junio de 2015

[EL DOLOR...], Chantal Maillard

   El dolor siempre acude en singular.


CHANTAL MAILLARD, La herida en la lengua, Tusquets, Barcelona, 2015, pp. 158-159.
&
Corinna Button

jueves, 25 de junio de 2015

[TIZNAN LA TARDE...], Manuel Villena

Tiznan la tarde
tañidos de campana.
Mudo lamento.

Manuel Villena
&
Xibeliuss

miércoles, 24 de junio de 2015

[YA TODO ES SOMBRA...], Chantal Maillard

Ya todo es sombra.
Hago hatillo de pérdidas.


CHANTAL MAILLARD, La herida en la lengua, Tusquets, Barcelona, 2015, página 47.
&
Nick Dawson

martes, 23 de junio de 2015

SOLEDAD, Ángel Guinda

SOLEDAD

¡Qué soledad sin ti estar conmigo!

Como el sol sin los mundos que ilumina.

¡Qué soledad más sola estar sin mí!

ÁNGEL GUINDA, Lava, Olifante, Zaragoza, 2012, p. 28.
&
Man Ray

lunes, 22 de junio de 2015

[LA VIEJA PALABRA...], Karl Kraus

   La vieja palabra no pertenece a nadie. Nadie puede apropiársela.


KARL KRAUS, La tarea del artista, Casimiro, Madrid, 2011, p. 55.
&
Francis Picabia

domingo, 21 de junio de 2015

[CON DISIMULO...], Manuel Villena

Con disimulo
la noche ronronea.
Viento en calma.

Manuel Villena
&
Magdalena Kaczmarczyk

sábado, 20 de junio de 2015

[SÓLO HE TENIDO TRES PAREJAS...], J. Futrelle

   Sólo he tenido tres parejas. Con la tercera me casé. Con la segunda tuve dos hijos. La primera me asesinó.

J. Futrelle 
&
Johnny Thorton


viernes, 19 de junio de 2015

[EN EL GUIJARRO...], Manuel Villena

En el guijarro
late aún el corazón del mar.
Bolsillos húmedos.

Manuel Villena
&
Yasmina Alaoui

jueves, 18 de junio de 2015

[CON POCO SE ALIMENTA...], Fermín Herrero

Con poco se alimenta la cigarra
y cómo vibra al aire su chirrido. Aunque
todo acaba en pavesas, no está la muerte
en su celebración, con tanto brío
la ensordece. No deja ni siquiera a la vida
coger el sueño, quiere ser canto al sol
de mediodía, solamente canto, corresponder
con su voz hasta enmudecer rendida. Con poco
tiene bastante, con el aire. Que la tierra le sea leve.


FERMÍN HERRERO, La gratitud, Visor, Madrid, 2014.
&
Johannes van Bronckhorst

miércoles, 17 de junio de 2015

SILENCIOS, Alejandra Pizarnik

SILENCIOS

La muerte siempre al lado.
Escucho su decir.
Sólo me oigo.


ALEJANDRA PIZARNIK, La extracción de la piedra de la locura. Otros poemas, Visor, Madrid, 2007, p. 46.
&
Kaito Kikuchi

martes, 16 de junio de 2015

[LA HELADA SIEMPRE...], Manuel Villena

La helada siempre
escribe el mismo nombre
en el cristal.

Manuel Villena
&
Joan Fontcuberta

lunes, 15 de junio de 2015

[LA MUERTE PASANDO JUNTO A...], Charles Simic

   La muerte pasando junto a mi puerta, haciendo tintinear sus llaves maestras.

CHARLES SIMIC, El monstruo ama su laberinto. Cuadernos, Vaso Roto, Madrid, 2015, p. 43.
&
Norman Kulkin

domingo, 14 de junio de 2015

[TRAS EL ESTRUENDO...], Manuel Villena

Tras el estruendo
garabatos de luz,
sacro silencio.

Manuel Villena
&
Hiroshi Sugimoto

sábado, 13 de junio de 2015

[AMAR COMO AMA EL OJO...], Jordi Doce

 
  Amar como ama el ojo, dejando intacto el objeto de su amor.

JORDI DOCE, Perros en la playa, La Oficina, Madrid, 2011, p. 144.
&
Franz Roh

viernes, 12 de junio de 2015

[LA AMISTAD ES UNA PLANTA...], Joseph Joubert

   La amistad es una planta que debe saber superar la sequía.

Joseph Joubert
&
Toyen

jueves, 11 de junio de 2015

[¿VUELVEN AL TALLO...], Moritake

¿Vuelven al tallo
las flores desprendidas?
¡Mariposas!

Moritake


RODRIGO ESCOBAR & JAVIER TAFUR, Para el corazón que no duda, Universidad del Valle, Cali, 2005, página 17.
&
Andrea Papi

miércoles, 10 de junio de 2015

[SÓLO SOMOS RECIPIENTES...], Maggie O'Farrell

   Sólo somos recipientes a través de los que pasan las identidades. [...] Somos rasgos prestados, gestos, hábitos, que luego transmitimos a otra persona. Nada es nuestro. Venimos a este mundo como anagramas de nuestros antecesores.

MAGGIE O'FARREL, La extraña desaparición de Esme Lennox, Salamandra, Barcelona, 2009.
&
Berta Vicente Salas

martes, 9 de junio de 2015

[ABRAZA EL FRÍO...], Manuel Villena


Complace el frío
la fatiga del sol.
Piel erizada.

Manuel Villena
&
Brassaï

lunes, 8 de junio de 2015

[LAS UÑAS DE ANIMALES INEXISTENTES...], Antonio Gamoneda

Las uñas de animales inexistentes arrancan nuestros ojos en
los sueños.

Así es la noche.




ANTONIO GAMONEDA, Arden las pérdidas, Tusquets, Barcelona, 2003, página 45.
&
Diego Curutchet

domingo, 7 de junio de 2015

[EN EL BARCO DE CARONTE...], Charles Simic

  
   En el barco de Caronte pienso ceder mi asiento a la primera dama que aparezca.

CHARLES SIMIC, El monstruo ama su laberinto. Cuadernos, Vaso Roto, Madrid, 2015, p. 38.
&
Clary Mastenbroek

sábado, 6 de junio de 2015

[EN EL ESPEJO...], José Ángel Valente

  
   En el espejo se borró tu imagen. No te veía cuando me miraba.

JOSÉ ÁNGEL VALENTE, No amanece el cantor, Tusquets, Barcelona, 1992, p. 91.
&
Man Ray

viernes, 5 de junio de 2015

[ENTRE ESCAMAS DE YESO Y CAL...], Manuel Villena

Entre escamas de yeso y cal
asoman la humedad y el moho.
No logra el enlucido
frenar la salinidad de la piedra.
Tampoco la vida puede contener

su purulenta herida.

Manuel Villena

jueves, 4 de junio de 2015

[ESA CLASE DE BARRIO...], Charles Simic


   Esa clase de barrio donde es muy probable que una rata tenga a un niño de mascota.
CHARLES SIMIC, El monstruo ama su laberinto. Cuadernos, Vaso Roto, Madrid, 2015, 81.

miércoles, 3 de junio de 2015

LA LEY OSCURA, Lorenzo Oliván

LA LEY OSCURA

La vida ofrece a veces un único camino,
el que precisamente queríamos tomar.

Tú eres tal vez una superviviente
de quién sabe qué amores.
¿Acaso no te aúpas, victoriosa,
sobre un par de cadáveres al menos,
sobre la norma estricta y la aventura,
el orden y el desorden que lo niega,
piel encendida sobre piel quemada?
¿Ver caer a los otros
no nos vuelve inmortales?

Quédate ahí en la arena y mírame
sin dejar de sentirte poderosa.

Brilla tu cuerpo sobre las cenizas,
los restos de otros cuerpos destrozados,
el nácar del deseo vuelto añicos.

Y yo lo abrazo fuerte, sabedor
de que hoy es mío por sutiles artes,
de que me pertenece esta batalla.

En el triunfo que aquí representamos
—atendiendo a no sé qué ley oscura
que subraya el más íntimo temblor—
te entrego, anticipada, mi derrota.

LORENZO OLIVÁN, Nocturno casi, Tusquets, Barcelona, 2014, pp. 31-32.
&
Jacques Poirier

martes, 2 de junio de 2015

[APURAR EL CAMINO...], Manuel Villena

Apurar el camino
a lomos de la muerte.
En la jauría,
ser, tan solo, el collar oxidado

de un perro vagabundo.

Manuel Villena
&
Daido Moriyama

lunes, 1 de junio de 2015

BUMERANG, José de la Colina

BUMERANG

   Señor Presidente emite de viva voz instrucciones precisas a Secretario de Estado que por escrito da orden urgente a Oficial Mayor que por escri­to da orden urgente a Oficial Segundo que por escrito da orden urgente a Director de Departa­mentos que por escrito da orden urgente a Jefe de Departamento A que por escrito da orden urgente
    a licenciado Pérez
   que días después por escrito pregunta a Jefe de Departamento A que por escrito pregunta a Director de Departamentos que por escrito pre­gunta a Oficial Mayor que por escrito pregunta a Secretario de Estado que si tendrá a bien pre­guntar a Señor Presidente si haría el favor de repetir y precisar instrucciones.

JOSÉ DE LA COLINA, Tren de historias, Editorial Aldus, México, 1998, página 61.
&
Cedric Fahy